En el mundo en que vivimos hay muchas cosas que nos deslumbran. Su luz parece tan potente que nos quita la atención del resto de las cosas. Hay tantas acciones, gestos, decisiones… que parece que brillan con luz propia, pero una vez encandilados por su luz, nos llevan por caminos que nos roban el sentido, nos hacen perder la ruta y nos quitan la paz. Y es que el mal espíritu también puede disfrazarse como “ángel de luz” que, bajo un resplandor superficial y pasajero, nos distrae de lo que es esencial en nuestras vidas. San Ignacio de Loyola, en sus reglas de discernimiento para la Segunda Semana, nos alerta para estar atentos a las situaciones negativas que pueden esconderse tras una “buena intención”. Nos ayuda siempre a buscar más allá de lo aparente y fijar nuestra mirada en lo que es esencial. Ante tantas luces que parecen brillar delante de nosotros, el discernimiento nos ayuda a elegir aquellas que pueden aportar a nuestra vida una luz verdadera. ... ver másver menos