En nuestros días, el magisterio y la teología ha intervenido en el debate público sobre un problema grave y urgente: el calentamiento global como consecuencia de una expoliación salvaje de la tierra y la decrepitud de las condiciones de vida de miles de seres humanos. La encíclica ‘Laudato Si’ (2015) argumentaba con contundencia la imposibilidad de concebir una ecología al margen de lo social. O, lo que es lo mismo, tierra y hermano convergen en una comprensión no sesgada de la realidad. La reciente encíclica ‘Fratelli tutti’ (2020) refuerza las convicciones de la anterior, pero subraya la posibilidad de vivir el sueño de una fraternidad universal.
La conferencia se sitúa en el horizonte magisterial y teológico de sendas encíclicas y, partiendo de la legislación bíblica sobre el sábado (Ex 20,8-11; 23,12; Dt 5,12-15), el año sabático (Ex 23,10-11; Lv 25,2-7; Dt 15,1-11) y el año jubilar (Lv 25,8-17), tiene como objetivo reforzar no solo la indisolubilidad entre tierra y hermano, ecología y sociedad, plasmada en Laudato Si, sino también mostrar cómo la normativa concerniente a la tierra promueve y desarrolla el precioso sueño de una fraternidad universal. Es decir, respetando el derecho de descansar de la tierra se aprende a ser hermano, porque la tierra nos hermana.»