En el contexto del Año Ignaciano, que conmemora los 500 años de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús, López Hortelano definió la herida como «una ventana al mundo a través de la carne» que provoca transformación, apertura y conversión. Habló asimismo de la significación particular de esta herida del santo donostiarra y de cómo, desde el aquí y ahora, puede ayudarnos a nosotros a sostener nuestra vida.